"Tan poderosa es la imagen que se apropia de nosotros para danzar violentamente en las páginas de la redención".

domingo, 6 de febrero de 2011

"LA LEY DEL DESEO" (1987)

Dir. Pedro Almodóvar

"El erotismo: una ley en Almodóvar"
Por: José. A. Morales


Pedro Almodóvar es uno de los directores que más polémica a causado en Europa con la mayoría de sus películas, y es de notar la influencia de diversos cineastas y escritores que en distintos períodos de su carrera cinematográfica han permeado sus obras. Dos ejemplos de ellos son Pasolini y Bataille que, al igual que Almodóvar, enhiestan una bandera: “el derecho al disfrute del propio cuerpo sin temor”. 


   En “La ley del deseo” esta visión se catapulta más allá de los encuentros heterosexuales para instalarse en la marginalidad:  el homosexualismo. Este es elemento transgresor y novedoso dentro de la filmografía de Almodóvar para entonces; dado que más allá de presentar una película que por sus personajes ya causaba incomodidad, los revaloriza como seres humanos dentro de su discurso. Así pues, el común denominador en esta historia homosexual es el desamor, la pasión desbordada y por supuesto el deseo.

   Llegado a este punto, es del deseo de donde surgen tres escenas eróticas que me interesa abordar de manera breve, ya que son fiel manifestación del estilo del cineasta.

   En la primera escena de la película, un joven entra a una recámara desordenada y sucia. Le da un recorrido con la mirada. Enseguida, se escucha la voz masculina de un personaje ausente en cuadro:

   “siéntate y vete desnudando”.

   Al director español le bastó escribir un inicio de cinco segundos para crea una incertidumbre sexual tanto en el espectador como en el personaje que acata la orden. Los recursos: un espacio sucio, ese diálogo imponente y sin cuerpo que establece el rol sexual dominante-dominado, y un movimiento de cámara subjetiva (punto de vista de quien da las instrucciones) que nos acerca lentamente al cuerpo desnudo del joven.

   En esta escena, tanto la sensualidad corporal como la masturbación futura se nos presentan como una exhibición. Gancho perfecto para explotar el erotismo y abstraer  al espectador desde el inicio.


   Por otro lado, recordemos la escena de Pablo y Juan desnudos en la cama, así como la del primero con Antonio en su primer encuentro. En ambos casos un par de cuerpos entrelazados e iluminados por una luz matinal, de cuyas sombras destaca el sudor y la suavidad hipnótica de la piel. Pero a Almodóvar no sólo le interesa el cuerpo como unidad; con la fragmentación de éste, individualiza cada extremidad para dotarla de una sensualidad particular e independiente del resto. En “Carne trémula” (1997) nos encontraremos con manos que rasguñan y estrujan una espalda, los muslos de una pareja encontrados, glúteos que vibran al chocar con una pelvis o un recorrido de cámara que nos muestra paulatinamente los cuerpos de un par de amantes, como en el caso de la “Ley del deseo”.

   Es claro que sublimar la piel y el cuerpo, ya en unidad, ya en fragmentación, es un rasgo de erotismo propio, y siempre bien logrado, de Pedro Almodóvar.

  Por último, recordemos esa secuencia en la que Tina, la hermana transexual, es bañada con una manguera. Es probable que esta escena sea recibida como mero espectáculo erótico de  “camisas mojadas”, sin embargo para Almodóvar esto va más allá de lo meramente visual, puesto que nos introduce en los terrenos “oscuros” de la sugerencia. La “lluvia dorada”. Si recordamos a “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” (1980) nos encontraremos con un encuadre semejante al de Tina, cuya “hidroterapia” está dirigida al pecho, rostro y boca de Luci. En ambas situaciones es el deseo y el “calor” lo que las lleva a tomar un “bañito” refrescante. Sin embargo, en “La ley del deseo” la sugerencia exacerba la inactividad sexual y la soledad por la que atraviesa Tina.


   De las tres escenas que menciono, el erotismo se vislumbra dado la psicología de los personajes, es decir, estas secuencias no caen en la gratuita e innecesaria imagen erótica, si no que más bien son el resultado del deseo y el desamor que caracterizan tanto a Pablo, Antonio y Tina.

   Para finalizar, debo de mencionar que en “La ley del deseo”, como en todas sus películas, Almodóvar trata a la sociedad, la religión, la justicia y el sexo de una manera despreocupada y aguda. Ya Antonio Holguín en “Pedro Almodóvar” lo catalogaba de hiperrealista (93), pero que asimismo se encuentra en los terrenos "inhóspitos" del realismo sucio.

   Almodóvar lo dice así:

   “Ya sabes que el mensaje de mis películas va dirigido al corazón y a los genitales”. (113).



BIBLIOGRAFÍA:

Holguín, Antonio. “Pedro Almodóvar”, colección Signo e imagen/ Cineastas, Cátedra: Madrid, 1999.

FUENTES CONSULTADAS:

Bataille, George. “La literatura y el mal”, Taurus: Madrid 1975.











No hay comentarios:

Publicar un comentario